El viaje a Palma de Mallorca
fue para el último fin de semana de junio del 2.001, que en Asturias fue
festivo el viernes, así que aprovechamos a hacerle una visita a los amigos que
conocimos en nuestro viaje de Finlandia y a conocer la isla.
Salimos
el jueves por la tarde de Oviedo y llegamos a la noche a Palma, donde nos
estaba esperando en el aeropuerto Carlos.
Esa noche fuimos directamente a
su casa a charlar y dormir, después de conocer el cronograma de actividades que
nos había desarrollado.
Al día
siguiente fuimos con su coche a conocer unas playas paradisíacas, pasamos por
la Cala del Moro, donde el agua era de un color verde esmeralda y transparente.
Pudimos nadar e introducirnos dentro de cuevas y observar los diferentes
colores del agua y del cielo.
Comimos
en la playa de Es Trénc en un chiringuito sobre la
playa y luego volvimos a la ciudad a encontrarnos con Ma. José que había llegado de Madrid.
Con
ella ya nos fuimos a recorrer la ciudad, caminamos por las Ramblas, pasamos por
el Palacio de Almudaina, la Catedral y luego fuimos
con el coche hasta el castillo Bellver, de donde
pudimos sacar unas hermosas fotos de la ciudad de Palma y toda su costa.
El
sábado por la mañana fuimos los cuatro en el coche hasta la ciudad de Valldemossa, muy típica, con sus calles peatonales
empedradas y la residencia que fue de Frederic Chopin
con sus jardines.
Estuvimos
el resto del día en la playa, donde comimos una rica paella y luego fuimos
hasta la Cala Deia, donde no había nadie y pudimos
disfrutar del paisaje para nosotros solos.
Por la
noche fuimos a Puerto Portals, que es el puerto
deportivo donde la gente pobre tiene sus barquitos, y lleno de bares de moda a
su alrededor para tomar unas ricas cervezas.
El
domingo fuimos con el coche del otro lado de la sierra de Tramuntana
y llegamos hasta Sóller. Ahí dejamos el coche y
tomamos un viejo tranvía hasta la playa. Ya en el puerto de Sóller
intentamos llegar a una cala solitaria conocida por Carlos, pero luego de
varios intentos desistimos y regresamos a disfrutar de la playa.
Por la
tarde fuimos hasta la casa de los padres de Carlos, disfrutamos de la piscina y
de una rica cena familiar.
El
lunes a la mañana regresamos en el primer vuelo a Madrid y de ahí a Oviedo,
contentos por el fin de semana que habíamos pasado y con la promesa por parte
de ellos de una pronta visita a Oviedo.