El viaje a las Cataratas del Iguazú fue
muy rápido e inesperado. Fui a recorrer unas obras hasta la provincia de
Corrientes, Marcela pudo acompañarme y nos acercamos hasta las
Cataratas para pasear un poco.
Nos alojamos en
un hotel en el lado Argentino, hacía muchísimo calor y el aire acondicionado no
funcionaba bien, así que poco pudimos dormir esa noche.
Por la mañana
contratamos lo que llamaban “Turismo Aventura”, era una excusión en un pequeño gomón por debajo de las cataratas y otra en Todoterreno por
la selva.
El guía nos
preguntó si queríamos “Aventura, aventura” nos sentáramos delante en la barca,
y eso hicimos, y la aventura consistía en meterte debajo del chorro de agua.
Con el calor que hacía, se agradecía el mojarse. La que no lo agradeció mucho
fue la cámara de fotos que hasta el día de hoy sigue saliendo agua de
adentro.
Luego el paseo
por la selva fue interesante, pero el calor y los mosquitos muy agobiantes.
Al otro día
emprendimos el regreso a Santa Fe, a seguir trabajando, ya que fue a eso que
fuimos hasta ahí.