Lo del viaje a Bulgaria fue una
escapada de fin de semana, aprovechando un festivo en Bucarest, nos acercamos
con el coche a Sofía.
Al llegar nos encontramos con una ciudad típica de los países del este, con
calles y edificios monumentales, muy limpia y algo más
pequeña que Bucarest
Por supuesto que todos los edificios más importantes del antiguo régimen,
ahora han pasado a ser de la nueva casta política, los cuales no se cortan en
demostrar su poder y dinero frente al resto del pueblo.
Una de las principales atracciones, por lo menos para Aitor e Iker fue el cambio
de guardia en la casa de gobierno, que entre curiosidad y miedo, posaron al
lado de los soldados.
Por supuesto que después todo el día caminaban como desfilaban los
soldados, y más cuando se enteraron que su padre había hecho lo mismo en el
Liceo Militar.
El resto de las excursiones de la ciudad transcurrieron sin novedades, con
los altibajos de los niños, sus alegrías y sus caprichos típicos del
cansancio de la caminata.
Para calmarlos y entretenerlos, combinábamos caminatas con tranvías o
metro.
Pero como la mejor forma de conocer la ciudad es caminando, caminando y
caminando, los pobres se ha adaptado y mas allá de las
típicas peleas, nos han hecho pasar unos días hermosos todos juntos.
Una tarde nos acercamos hasta la montaña, a solo 30 km de Sofía,
tienen unas pistas de esquí preciosas, y a pesar de ser Abril, seguían
totalmente abiertas y funcionando.
El ultimo día lo dejamos para recorrer la parte de la catedral, la tumba
del soldado desconocido y donde había un mercadito dedicado casi exclusivamente
a artículos de los Nazis, de la SS y segunda guerra mundial, aunque la mayoría
de los artículos, por no decir todos, eran una imitación no muy buena.
El domingo al
mediodia, salimos de regreso a casa de Bucarest, donde al igual que a la ida,
la policia nos paro, me hicieron bajar del coche y acompanarlos hasta su coche
patrulla para ver el display de un radar todo descrepito que marcaba 130 km/h
(aunque yo iba a 80 km/h), y luego de una coversacion muy entretenida, ellos en
bulgaro y yo en castellano, unos 100 rones ( 30 euros) que me hicieron dejar en
la puerta de su coche, pudimos continuar nuestro viaje de regreso.
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Last update:
May 2008